viernes, 31 de octubre de 2014

Memorias de un invernadero

"SUTILEZA. Generar un nuevo enlace entre lo orgánico y lo racional, afectando lo menos posible la zona de actuación. Por ello elegimos un lugar con menos árboles, menos sombra y menos vinculación. VIDA. Primero surge el recorrido de terrazo continuo, como prolongación del entorno y parte del jardín, para proyectar la arquitectura como espacio que se vive. GUÍAS. La inclinación del muro y la perspectiva especialmente desde la puerta de acceso y hacia el jardín, configuran una organización de módulos romboidales (4,5 x 3,5 m) de distintas alturas (3,5 m y 5,5 m), con distintas posibilidades espaciales y vegetales.  ESQUELETO. Pilares circulares y vigas de canto IPE perfilan el soporte material, de acero inoxidable, como herencia del jardín. PIEL. Vidrios y lamas funcionan como vínculo entre interior y exterior, permitiendo la respiración cuando es necesaria y la protección solar. Los vidrios marcan la horizontalidad del proyecto, dividiéndose en franjas de 1 m de altura, siendo de 0,5 m los paños superiores e inferiores. Estos últimos permiten la ventilación cruzada gracias a un mecanismo de piñón cremallera en la parte más alta y manual en la zona inferior. COEXISTENCIA. La estructura es un elemento nuevo, que se diferencia del muro preexistente, sin pretensiones invasivas. Creamos un juego de muros huecos de acero inoxidable, que a su vez definen un segundo recorrido: el de las instalaciones. Calefacción, riego, vaporización y luz longitudinal, que se prolongan desde la sala de máquinas. SINCERIDAD. Los órganos vitales del invernadero se muestran con total transparencia, tan importantes como la vegetación a la que sustentan. REFLEJOS. Una piel de vidrio te permite ver, pero dos contrapuestas te permiten verte. CONTINUIDAD. Distintos caminos convergen y son potenciados con la llegada al invernadero. Se configuran como su acceso real, donde los límites se difuminan: vegetación continua interior-exterior, pérgolas y caminos.

Aunque intentemos contener la vegetación se desparrama, se escapa por la más pequeña abertura. Es lo natural de lo vegetal."

Nuestra intervención adquiere sentido tan solo si se entiende como marco de la naturaleza, y no como cerco que la encierra. Como dice Ian L. McHarg en su libro "Proyectar con la naturaleza" el jardín se constituye como ejemplo de la dominación del hombre sobre la naturaleza, dándole formas y funciones lejos de su verdadero carácter. Pero la vegetación necesita libertad, espacio, luz, agua, cuidado, pero no autoritarismo. Proyectar según sus necesidades es el segundo paso, tratándola como un cliente más. El primero sería comprender su verdadera naturaleza. "Es lo natural de lo vegetal".


"-          No estoy tan resfriada como para… El aire fresco de la noche me hará bien. Soy una flor.
 -          Pero los animales…
 -          Es precioso que soporte dos o tres orugas si quiero conocer a las mariposas. ¡Parece que es tan hermoso!"

“El principito”, Antoine de Saint-Exupéry

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