"SUTILEZA.
Generar un nuevo enlace entre lo orgánico y lo racional, afectando lo menos
posible la zona de actuación. Por ello elegimos un lugar con menos árboles,
menos sombra y menos vinculación. VIDA. Primero surge el recorrido de terrazo continuo, como prolongación
del entorno y parte del jardín, para proyectar la arquitectura como espacio que
se vive. GUÍAS. La
inclinación del muro y la perspectiva especialmente desde la puerta de acceso y
hacia el jardín, configuran una organización de módulos romboidales (4,5 x 3,5
m) de distintas alturas (3,5 m y 5,5 m), con distintas posibilidades espaciales
y vegetales. ESQUELETO. Pilares circulares y vigas de canto
IPE perfilan el soporte material, de acero inoxidable, como herencia del
jardín. PIEL. Vidrios y
lamas funcionan como vínculo entre interior y exterior, permitiendo la
respiración cuando es necesaria y la protección solar. Los vidrios marcan la
horizontalidad del proyecto, dividiéndose en franjas de 1 m de altura, siendo
de 0,5 m los paños superiores e inferiores. Estos últimos permiten la
ventilación cruzada gracias a un mecanismo de piñón cremallera en la parte más
alta y manual en la zona inferior. COEXISTENCIA. La estructura es un elemento nuevo, que se
diferencia del muro preexistente, sin pretensiones invasivas. Creamos un juego
de muros huecos de acero inoxidable, que a su vez definen un segundo recorrido:
el de las instalaciones. Calefacción, riego, vaporización y luz longitudinal,
que se prolongan desde la sala de máquinas. SINCERIDAD. Los órganos vitales del invernadero se
muestran con total transparencia, tan importantes como la vegetación a la que
sustentan. REFLEJOS. Una
piel de vidrio te permite ver, pero dos contrapuestas te permiten verte. CONTINUIDAD. Distintos
caminos convergen y son potenciados con la llegada al invernadero. Se
configuran como su acceso real, donde los límites se difuminan: vegetación continua
interior-exterior, pérgolas y caminos.
Aunque
intentemos contener la vegetación se desparrama, se escapa por la más pequeña
abertura. Es lo natural de lo vegetal."
Nuestra intervención adquiere sentido tan solo si se
entiende como marco de la naturaleza, y no como cerco que la encierra. Como
dice Ian L. McHarg en su libro "Proyectar
con la naturaleza" el jardín se constituye como ejemplo de la dominación
del hombre sobre la naturaleza, dándole formas y funciones lejos de su
verdadero carácter. Pero la vegetación necesita libertad, espacio, luz, agua,
cuidado, pero no autoritarismo. Proyectar según sus necesidades es el segundo
paso, tratándola como un cliente más. El primero sería comprender su verdadera
naturaleza. "Es lo natural de lo vegetal".
"-
No estoy tan resfriada como para… El aire fresco
de la noche me hará bien. Soy una flor.
-
Pero los animales…
-
Es precioso que soporte dos o tres orugas si
quiero conocer a las mariposas. ¡Parece que es tan hermoso!"
“El principito”,
Antoine de Saint-Exupéry
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