Empezar a rallar el papel no ha sido, exactamente, la manera
como hemos empezado nuestro nuevo proyecto. Mas bien se ha tratado de “poner
las cosas sobre la mesa”: las parcelas, las cabañas, los equipamientos, los baños,
etc.
Tenemos que pensar como proyectar un espacio cómodo y
agradable, que a la vez te acoja en su interior y te invite a disfrutar el
exterior, que al fin y al cabo es el germen y la razón del camping. Vivirás en
él durante un tiempo, poco o mucho, pero finito. Y tras de ti otro dormirá en
tu misma cama, comerá en tu misma mesa o se lavará los dientes en tu mismo
baño. ¿Estaría bien, pues, hablar entonces de tu parcela, o de LA parcela?, ¿tu
bungalow, o EL bungalow? El primer paso es, por lo tanto, proyectar para las
necesidades universales, buscar entre las más básicas y generales.
Después de este ejercicio de ordenación inicial y de
carácter general, viendo los resultados obtenidos por el resto de grupos,
podría plantear una serie de requisitos que me parecen necesarios, aunque no
suficientes, en cualquier camping.
En primer lugar hay que mencionar que el camping tiene que
convertirse en un lugar de relación y contacto humano. Un espacio donde conocer
gente nueva, disfrutar junto a los que ya conoces y tener la posibilidad de
mezclarte con personas que, por el simple hecho de estar allí, ya comparten
contigo un apreció por unas vacaciones más personales y basadas en la
convivencia. Para ello resulta imprescindible mezclar las zonas sin parcelar,
las parcelas para tiendas de campaña y autocaravanas, y los bungalows.
Ello, pero, no debe descuidar el estudio de las necesidades
distintas de cada una de estas viviendas pasajeras. Un bungalow, por sus
instalaciones, genera mayores ruidos que las parcelas sin edificar, además de
tener un mayor impacto visual. Es por ello que se debería de respetar cierta
distancia mínima entre estos y el resto de espacio, tanto parcelado como sin
parcelar.
Justo por esto, las
parcelas para tiendas de campaña y autocaravanas podrían situarse en la zona
más cercana a la playa. Además, su dispersión no resultaría adecuada ya que se
dispone de un número reducido de baños, duchas, lavaderos y fregaderos, por lo
que si estos se disponen en un mismo núcleo, sería recomendable que se
encontrará a una distancia adecuada de todas las parcelas, sin que se produzcan
extremos (ni muy cerca ni muy lejos).
Otra prioridad sería el mantener el suelo propio del lugar,
el llegar y posarse sin modificar. Una trama que se expande como una “mancha de
aceite”, conectada mediante pasarelas, podría responder a esta concepción. Esto
requeriría que, en lo que a los bungalows respecta, estén más o menos
conectados, pudiendo distribuir las zonas de recreo entre este entramado.
¿Y si hablamos de accesibilidad? Creo que una buena manera
de potenciar el valor del entorno sería colocar la entrada alejada del cruce
principal de caminos, además de obligar a dejar los vehículos en la entrada del
camping, pero tratando de que este espacio también participara del tratamiento
general del camping. No nos interesa tener un espacio muerto, no es un almacén
de vehículos.
Por último, los equipamientos podrían responder tanto
a una organización compacta y unitaria como a una dispersa y basada en la
separación de funciones, dependiendo de cual se adapte mejor a la distribución de
las parcelas. Me gustaría, además,
destacar la importancia de la piscina no solo como zona de juego, sino también
como modificadora del espacio. Las acequias que rodean el camping y la
proximidad del mar aportan un panorama que se presta a jugar con las
transiciones y las insinuaciones, unos espacios que llaman a los otros, te
atraen a la vez que te invitan a moverte a otros. Te acogen mientras te
muestran que hay algo más allá.
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