jueves, 20 de noviembre de 2014

La vivienda pasajera

     Empezar a rallar el papel no ha sido, exactamente, la manera como hemos empezado nuestro nuevo proyecto. Mas bien se ha tratado de “poner las cosas sobre la mesa”: las parcelas, las cabañas, los equipamientos, los baños, etc.

    Tenemos que pensar como proyectar un espacio cómodo y agradable, que a la vez te acoja en su interior y te invite a disfrutar el exterior, que al fin y al cabo es el germen y la razón del camping. Vivirás en él durante un tiempo, poco o mucho, pero finito. Y tras de ti otro dormirá en tu misma cama, comerá en tu misma mesa o se lavará los dientes en tu mismo baño. ¿Estaría bien, pues, hablar entonces de tu parcela, o de LA parcela?, ¿tu bungalow, o EL bungalow? El primer paso es, por lo tanto, proyectar para las necesidades universales, buscar entre las más básicas y generales.

   Después de este ejercicio de ordenación inicial y de carácter general, viendo los resultados obtenidos por el resto de grupos, podría plantear una serie de requisitos que me parecen necesarios, aunque no suficientes, en cualquier camping.

      En primer lugar hay que mencionar que el camping tiene que convertirse en un lugar de relación y contacto humano. Un espacio donde conocer gente nueva, disfrutar junto a los que ya conoces y tener la posibilidad de mezclarte con personas que, por el simple hecho de estar allí, ya comparten contigo un apreció por unas vacaciones más personales y basadas en la convivencia. Para ello resulta imprescindible mezclar las zonas sin parcelar, las parcelas para tiendas de campaña y autocaravanas, y los bungalows.

     Ello, pero, no debe descuidar el estudio de las necesidades distintas de cada una de estas viviendas pasajeras. Un bungalow, por sus instalaciones, genera mayores ruidos que las parcelas sin edificar, además de tener un mayor impacto visual. Es por ello que se debería de respetar cierta distancia mínima entre estos y el resto de espacio, tanto parcelado como sin parcelar.


    Justo por esto,  las parcelas para tiendas de campaña y autocaravanas podrían situarse en la zona más cercana a la playa. Además, su dispersión no resultaría adecuada ya que se dispone de un número reducido de baños, duchas, lavaderos y fregaderos, por lo que si estos se disponen en un mismo núcleo, sería recomendable que se encontrará a una distancia adecuada de todas las parcelas, sin que se produzcan extremos (ni muy cerca ni muy lejos).


   Otra prioridad sería el mantener el suelo propio del lugar, el llegar y posarse sin modificar. Una trama que se expande como una “mancha de aceite”, conectada mediante pasarelas, podría responder a esta concepción. Esto requeriría que, en lo que a los bungalows respecta, estén más o menos conectados, pudiendo distribuir las zonas de recreo entre este entramado.


    ¿Y si hablamos de accesibilidad? Creo que una buena manera de potenciar el valor del entorno sería colocar la entrada alejada del cruce principal de caminos, además de obligar a dejar los vehículos en la entrada del camping, pero tratando de que este espacio también participara del tratamiento general del camping. No nos interesa tener un espacio muerto, no es un almacén de vehículos.


    Por último, los equipamientos podrían responder tanto a una organización compacta y unitaria como a una dispersa y basada en la separación de funciones, dependiendo de cual se adapte mejor a la distribución de las parcelas.  Me gustaría, además, destacar la importancia de la piscina no solo como zona de juego, sino también como modificadora del espacio. Las acequias que rodean el camping y la proximidad del mar aportan un panorama que se presta a jugar con las transiciones y las insinuaciones, unos espacios que llaman a los otros, te atraen a la vez que te invitan a moverte a otros. Te acogen mientras te muestran que hay algo más allá. 

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